Enjambre sísmico en Michoacán
La zona de Nuevo San Juan Parangaricutiro es de nuevo el centro de atención de la comunidad científica al presentar un enjambre sísmico con 296 eventos registrados desde el 30 de mayo con magnitudes desde 3.2 a 4.2.
7 de junio de 2021
Recordemos que un enjambre sísmico es cuando, en corto tiempo, se registra una serie de sismos con epicentros cercanos y magnitudes similares. Es importante tener en cuenta que ocurren entre los límites de placas tectónicas, fallas dentro de la corteza continental y volcanes (siendo estos los de mayor frecuencia).
El epicentro: Nuevo San Juan Parangaricutiro - Tancítaro
No es la primera vez que esto sucede. El año pasado, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) reportó, de enero a marzo, varios sismos con magnitudes de 3.1 a 4.2 con epicentros en la zona de Nuevo San Juan Parangaricutiro - Tancítaro, Michoacán.
En total se registraron más de 5,000 sismos fueron identificados de los cuales solo se pudo obtener un cálculo preciso de magnitud y epicentro (por la calidad de datos) de 3 mil 924 sismos, alcanzando el máximo registro del 4 de febrero con más de 350 sismos. Sin embargo, esta sismicidad disminuyó notablemente a finales de febrero.
Desde entonces, se habían reportado sismos muy esporádicos, siendo los últimos los registrados la madrugada del 14 de octubre con magnitudes 4.2, 4.1 y 3.5. Además se reportó percepción en varias localidades en la zona epicentral.
De acuerdo con la información publicada por el SSN, en 1997 también ocurrió un enjambre en la zona del volcán Tancítaro con al menos 230 eventos. Estos permitieron mapear fallas existentes, las cuales son responsables de la actividad sísmica.
Lo anterior es a pesar de que la ubicación de los sismos se encuentra dentro del campo volcánico Michoacán - Guanajuato, zona conocida por el constante nacimiento de volcanes monogenéticos (un solo periodo eruptivo) como el Paricutín.
Asimismo, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) también realizó el estudio del enjambre sísmico de 1997 y otros dos en 1999 y 2000, con 111 y 280 temblores respectivamente.
El análisis concluyó que los sismos no estaban relacionados con actividad volcánica descartando peligro por vulcanismo en la zona.
¿Significa el nacimiento de un volcán?
En este contexto, se especuló sobre el posible nacimiento de un volcán debido a la cercanía de volcanes como el Paricutín o Tancítaro. Además de que en esta región es común que nazcan volcanes similares que tienen un solo periodo eruptivo en su “vida” (volcanes monogenéticos).
Además de la sismicidad, otras señales que indicarían que se trata de actividad volcánica sería la deformación del suelo (imágenes satelitales), cambios en la composición química en los manantiales, ríos/arroyos de la zona y emanación de vapor en algún punto específico de la región; sin embargo, ninguna de estas señales se presentó.
Asimismo, Cenapred realizó campañas de muestreo en aguas de ríos/manantiales de la zona y no encontró ningún cambio en la composición del agua.
Investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM señalaron que el enjambre estuvo relacionado con intrusión magmática, es decir, que el magma se desplaza por la corteza terrestre a más de 10 km de profundidad generando esta secuencia de sismos.
Con el transcurso de los días, la sismicidad comenzó a migrar desplazándose de forma lateral y no hacia la superficie, así lo informó el Dr. Servando de la Cruz, en una conferencia del Instituto de Geofísica de la UNAM a finales de febrero.
Este desplazamiento horizontal del magma -y no vertical (hacia la superficie)- está relacionado con la formación de un proceso de intrusión de magma llamado “Sill”. En caso de haber tenido desplazamiento hacia la superficie, hoy en día estaríamos hablando del nacimiento de un nuevo volcán el cual no ocurrió en esta ocasión.
“Para que el magma ascienda hasta la superficie, el magma debe tener una densidad menor que la roca que lo rodea. Al no tener la flotabilidad necesaria para llegar a la superficie, el magma se desplaza horizontalmente”, señaló el Dr. Servando de la Cruz.

Imagen: estructuras formadas durante procesos intrusivos del magma. El enjambre de Michoacán está relacionado con la formación de un “Sill”.
En febrero de 1943, el magma sí pudo llegar a la superficie formando un volcán monogenético el cual hoy conocemos como Paricutín.
De acuerdo al Servicio Sismológico Nacional, en total se contabilizaron más de 5 mil temblores, sin embargo, 3 mil 375 sismos (del 5 de enero al 7 de mayo) pudieron ser ubicados con magnitud, profundidad y ubicación al tener la calidad suficiente en los datos obtenidos.
Sin riesgo de un sismo mayor
Hay que dejar claro que un enjambre sísmico NO es señal de que habrá un sismo de mayor magnitud. Hay enjambres sísmicos que sí detonan un evento mayor, pero en la mayoría de los casos esta sismicidad disminuye con el tiempo; al contrario, si ocurre un sismo de mayor magnitud, todos los sismos del enjambre serían precursores y solo se podría categorizar así hasta que ocurre.
Lo más común es que grandes sismos se presentan sin "previo aviso" como el terremoto del 19 de septiembre de 2017 de magnitud 7.1 con epicentro en Chiautla de Tapia, Puebla.
Damaris López
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